Pocos son los hombres que saben la existencia de los orbes,
poderosas armas creadas por los dioses
terminantemente prohibidas para cualquier mortal.

Sin embargo, el aparente equilibrio pactado
entre las divinidades se ve amenazado cuando
vuelve a despertar el ser que fue más poderoso que los dioses.

En un mundo donde han regresado los
tribales rituales de sangre, los dioses se ahogan en su propia sed de poder y
los hombres se dejan engañar por sus propias mentiras,
la muerte resurge como única forma de salvación…

La última Era de los Elementales comienza
esta noche, en la que una joven amnésica despierta de un sueño olvidado para
adentrarse en otro repleto de horrores.

Maldecida por su codicia olvidada, el
lenguaje de la magia parece volverse en su contra.

Sólo los ecos de su pasado
conocen su sino; pero únicamente ella decidirá si lo alcanzará a través del
camino de la sabiduría y la fuerza… o de
la envidia y la demencia.


Ecos del pasado I: La danza del fuego

martes, 23 de febrero de 2016

El abandono prematuro


¿Cómo se vive cuando abandonaste tu infancia tan pronto? ¿Cuando los ecos de tu pasado no son más que reproches y odio?


Derek Vermonth siempre fue alguien solitario, pero el porqué sólo ahora lo iremos descubriendo...
¡Seguimos con la lectura de la saga de Ecos del pasado!
¡Hoy toca conocer un poco más a nuestro gruñón favorito!
Déjate llevar por la magia no solo del mundo de Ecos del pasado, sino también de las letras :)


«Tú no regresaste. Te fuiste con el viento… y me dejaste en el árbol podrido, indefenso luchando cada día por no caerme yo también. Pues para mí el ciclo vital es un eterno otoño.»







2. La furia de un dios (9º parte)



Las clases habían terminado por fin. Iba caminando por el pasillo a paso ligero sin pararse a hablar con nadie. De todas formas no había nadie a quien dirigirse, ya estaba acostumbrado a estar solo. Mientras pasaba al lado de los estudiantes podía oír cómo se apagaban sus risas ahogadas en murmullos siempre que lo veían; alzó los ojos al cielo con un leve suspiro; hoy no parecía que fuera a ser diferente. 
  Se dirigió al parque de enfrente para descansar y se recostó contra el tronco del árbol aislado del claro, donde podría disfrutar de unos instantes de soledad. Derek estaba bastante agotado, y no era por las largas horas de atención en las magistraturas. Cerró los ojos y se acomodó; la presión que le oprimía el pecho nunca iba a dejarle tranquilo. Las miradas punzantes y cortantes que le juzgaban sin saber, por ignorancia o estupidez, burlonas y crueles que se reían de su posición de bastardo no se cansaban de atosigarle. Él nunca pidió aquello, solo quería estar tranquilo, olvidarse de todo y dormir… dejarse llevar por la marea, en el profundo océano… y hundirse en sus aguas fundiéndose en un abrazo mortal.
  — ¿Derek…? ¿Estás bien?
  Aquella voz… la reconocería entre millones, ¿cómo olvidarla? Era tan dulce y suave, tan protectora… tan maternal. 
  « ¿Por qué te fuiste madre? ¿Por qué no me llevaste contigo? ¿Tan malo era quererme? ¿Fue fácil abandonarme? Dime…»
  —Derek…
  Sentía su sonrisa, su calor. Él la quería tanto… Su pelo era sedoso, dorado como la arena bajo el sol. La seguía queriendo, la anhelaba con tanto fervor que le dolía el alma entera. Jamás volvería a verla. 
  —Por favor Derek… ¡Despierta!
  Algo se agitó dentro de él. Salió de su sopor y abrió los ojos para volver a cerrarlos con fuerza al haber demasiada luz. Tuvo que parpadear varias veces para acostumbrarse a la claridad y ver quién se tenía ante él. Miró de frente y a los lados.
  No había nadie. Estaba solo, como siempre. 
  Se incorporó de un salto y decidió que lo mejor sería volver a casa de Dultas a descansar, la cama era más cómoda que el tronco del árbol. 
  «Si no había nadie… ¿de dónde había salido aquella voz? No podría ser… habrá sido un sueño, seguro», se convenció de ello y siguió andando, en silencio, contemplando la caída imperturbable de las hojas, igual que en cada otoño, como aquel día… 
  ¿Ves Derek? Estás presenciando el camino que sigue la vida, girando sobre sí misma para regresar al punto de partida. Todo nace para morir… y volver a renacer, bajo otra forma más hermosa que la anterior, y más pura. Como nosotros. 
  «Qué bonita era su sonrisa, al igual que todo en ella…»
  Las hojas caen y se las lleva el viento, para después formar parte de un todo, y ese todo dará lugar a una semilla, una vida, que crecerá sana y fuerte. Y entonces ella florecerá con sus propias hojas, que caerán a su vez… 
  Su abrazo era tan reconfortante que le hacía sentir invencible al saberse protegido y querido. 
  Yo nací para crearte, enseñarte a crecer sano, sabio y fuerte como el árbol, a quererte con todo mi ser para darte mis fuerzas. Y tú harás lo mismo con tu hijo, y así sucesivamente. Ese es nuestro ciclo vital, y el de todas las criaturas: sobrevivir y perpetuarnos, con el amor de nuestros padres, la felicidad de nuestros hijos. Por eso yo tengo que protegerte mientras seas pequeño, y cuando crezcas, tú volar con tus propias alas. 
  « ¿Entonces por qué no supe protegerte yo después? Dijiste que sería fuerte… y me mentiste. Nacemos para después morir, pero luego no hay más. Las hojas cuando se van con el viento, desaparecen para no volver, pues ya han muerto. El ciclo vital no es un círculo, sino una línea, corta y torcida, que solo empieza para terminar. No regresa al punto de partida, madre. Tú no regresaste. Te fuiste con el viento… y me dejaste en el árbol podrido, indefenso luchando cada día por no caerme yo también. Pues para mí el ciclo vital es un eterno otoño.»
  Derek entró en la casa, sin ganas de saludar a nadie, aunque para su agradable sorpresa, estaba vacía. Seguramente Dultas y la chica se habían ido a la tienda a trabajar. Se fue directo a su cuarto y se tiró a la cama, dejándose atraer por el mundo de los sueños, donde volvería a verla desde sus lejanos recuerdos enterrados en lo más profundo de su ser.


3 comentarios :

  1. Esta escena me ha dejado un poco tocado, me he emocionado. Sabía que tendría que haber un motivo oculto para el carácter hastiado de Derek, pero no pensé que fuera a ser tan profundo. Me ha recordado a un amigo mío, un amigo que después de perder a su madre nunca fue el mismo y, al igual que Derek, una parte de él murió con su madre.

    Esta escena brilla por las emociones que transmite, una escena con una proporción equitativa de tristeza y ternura. Derek refleja un dolor tan hondo por seguir viviendo, un vació tan profundo que nunca llenará; y al mismo tiempo sus recuerdos rebosan de amor hacía su madre, de ternura y cariño por la mujer que le dio la vida. Esta escena perfectamente puede romperte el corazón o hacerte sonreír al leer las dulces palabras del recuerdo de la madre de Derek. Otro diez para ti, no mereces menos por tan increíble escena :)

    Te señaló unas cuantas cosas:
    - Se puede empezar una frase con y, pero lo recomendable es evitarlo. En las frases que empiezas con y no lo necesitan (me refiero a las que empiezan justo después de un punto)
    - Un consejo para saber donde colocar las comas es leer en voz alta, algo tan sencillo como leerla te puede ayudar muchísimo. Yo he probado a hacerlo muchas veces y me ha facilitado bastante la tarea, te animo a que tu también lo pruebes :)

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    1. Me alegra que te haya conmovido la escena, la verdad que cuando la escribí me deprimí bastante... pero ahí está la idea jaja

      Eso haré, ¡lo de recitar en voz alta!

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    2. ¡Es que es para conmoverse! Va a ser una de las escenas favoritas del capítulo 2, remember that jaja Buena idea, te lo pasarás bien :)

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