Pocos son los hombres que saben la existencia de los orbes,
poderosas armas creadas por los dioses
terminantemente prohibidas para cualquier mortal.

Sin embargo, el aparente equilibrio pactado
entre las divinidades se ve amenazado cuando
vuelve a despertar el ser que fue más poderoso que los dioses.

En un mundo donde han regresado los
tribales rituales de sangre, los dioses se ahogan en su propia sed de poder y
los hombres se dejan engañar por sus propias mentiras,
la muerte resurge como única forma de salvación…

La última Era de los Elementales comienza
esta noche, en la que una joven amnésica despierta de un sueño olvidado para
adentrarse en otro repleto de horrores.

Maldecida por su codicia olvidada, el
lenguaje de la magia parece volverse en su contra.

Sólo los ecos de su pasado
conocen su sino; pero únicamente ella decidirá si lo alcanzará a través del
camino de la sabiduría y la fuerza… o de
la envidia y la demencia.


Ecos del pasado I: La danza del fuego

sábado, 7 de mayo de 2016

Capítulo 3: El amor de un hermano Completo



Lo prometido es deuda.


Aquí tenéis el tercer capítulo completo de Ecos del pasado, el cual espero disfrutéis y comentéis ^^






Y recordad que pronto podréis haceros con el libro entero de Ecos del pasado, además de poder asistir a la primera presentación de la autora en Madrid, en Junio —ya iré avisando para más información—.
  En todo caso, muchas gracias por haberme seguido y leído, ¡y espero seguir viéndoos por aquí!

¡Un abrazo desde Lon'thara!



viernes, 6 de mayo de 2016

Una frágil promesa


Incluso los nobles tienen problemas.


Por fin... por fin... ¡por fin estamos en el maravilloso viernes!
  Descubriendo un poco más el mundo de Ecos del pasado, hoy estará centrado en dos hombres que si hasta ahora no les habíamos visto juntos, los conocéis.
  Y con esta entrada termina el capítulo 3: El amor de un hermano.     Os recuerdo que esto no tiene porqué ser el fin, sino el comienzo de la aventura, pues cada vez nos acercamos más al día en que podréis disponer de la novela entera, y disfrutar de los misterios, la magia y las aventuras de la saga.

Con mucho cariño y orgullo, os dejo con la última entrega en este blog de Ecos del pasado!



«Si bien nos hacemos esta promesa, ninguno de los dos sabe si se cumplirá realmente.»



 3. El amor de un hermano

(8º parte)



Algo le decía que lo que fuera que le dijera Dorian, no iba a gustarle del todo. A la hora del mediodía un mensajero había ido a su tienda dejándole una carta sin ningún carácter que diera pistas sobre su remitente.
  Dultas y Dorian tenían costumbre de enviarse cartas en blanco para que nadie salvo ellos entendiera lo que quería decir: «reunión privada a medianoche en la playa». Desde los once años tenían costumbre de hacerlo cuando querían hablar de algún asunto importante y en privado. Normalmente el objeto de dichas reuniones era el debate y conversación larga y amena sobre cualquier tema, pero esa noche algo en el aire se sentía diferente, como un mal presagio.
  Tras terminar de cenar en casa con Claire y Derek, salió directo al lugar de encuentro a buen paso. Al llegar, Dorian ya se encontraba ahí; andaba nerviosamente con el ceño fruncido y la mirada inquieta. Dultas se acercó a su primo lentamente a la espera que notara su presencia.
  — ¿Dorian? ¿Qué es lo que ocurre? ¿Hay noticias de Silianna?
  Pronunció aquel nombre con voz queda temiendo que se oyera el sentimiento que le acompañaba. Nunca se lo había confesado a nadie, ni siquiera a sí mismo al no querer admitirlo, pero en lo más profundo de su subconsciente sabía que la amaba. Y aunque se mantenía firme con la idea de que era mera y superficial atracción, sentía desbocado el corazón a la espera de que su primo le respondiera. ¿Habría vuelto sin que él lo supiera? ¿Estaba herida? ¿Había preguntado por él?
  —No, no las hay. —Al escuchar aquello sintió un gran abatimiento, hundiendo los hombros con pesar—. Y justamente de eso quiero hablarte; he tomado una decisión, y no quería irme sin avisarte. Me voy en su busca, Dultas. No puedo quedarme aquí de brazos cruzados esperando a que algún dios nos ayude.
  — ¿Qué? —De todas las posibles cosas que se esperaba, para nada habría pensado que le anunciara aquello—. Pero, Dorian, jamás has salido de tu palacio, y si vas tras ella eso supone dormir en el desierto y saber defenderte y…
  —No soy tan inútil en el combate como parece, y sé defenderme con mi magia.
  —Sí, con agua, pero en el desierto no es algo que abunde. Y aunque oficialmente seas un mago, te recuerdo que tu nivel es tan básico que para hacer uso de tu magia necesitas agua cerca de ti. 
  —Sabré apañármelas, es por mi hermana.
  — ¿Y con quién irás? ¿Tu padre te deja llevarte al comandante de la guardia?
  —No le he pedido nada ni lo haré; iré solo.
  Dultas no pudo evitar soltar una sonora carcajada. No sabía si era porque le resultaba ridículo o valiente.
  — ¿Solo? ¡Ahora sí que puedo confirmar que estás loco! Por todos los Elementales, Dorian, ¿por dónde empezarás? ¿Cómo sobrevivirás en la intemperie sin nadie? ¿Acaso buscas la muerte?
  —Voy solo porque nadie debe saberlo. Esto lo hago por Silianna. 
  — ¿Y tu padre? ¿Te deja irte sin más?
  —Él no lo aprueba. Por eso te digo que…
  —Entonces iré contigo.
  Lo había dicho sin pensar, pero habían sido palabras sinceras. No dejaría solo a su mejor amigo y primo, y aún menos permitiría que se llevara los laureles cuando fuera a rescatar a Silianna. Si alguien debía ser su héroe, sería él.
  —No, Dultas. Es algo que debo hacer yo mismo. Tienes razón, he estado toda mi vida entre algodones. Es hora de que salga del nido y aprenda a vivir por mí mismo, sin depender de nadie. Y si esto es arriesgado, entonces que solo sufra la pérdida de un Vermonth.
  —Oh, Dorian, sabes perfectamente que soy menos valioso que tú si empezamos por esos cauces…
  —Si te he llamado para contarte esto no era para pedirte que me acompañaras. Sabía que lo dirías, pero rechazo tu ayuda. Tú debes quedarte aquí, con mi hermanastro. Derek necesita estar alejado de Vulsa y de todos sus fantasmas.
  — ¿Desde cuándo te preocupa?
  No contestó pero pudo percibir una extraña mirada reflejada en sus ojos. No supo discernir su significado.
  —Sabes que no voy a poder dejarte ir sin más, ¿no?
  —Dame tu bendición y no se hable más. Si Silianna regresa a casa, necesitará un amigo a su vuelta.
  — ¿Y ese amigo se supone que soy yo?
  —Te tiene más afecto del que crees, el problema es que estás tan obcecado en ocultar tus propios sentimientos que no ves los suyos.
  Anonadado y sin palabras, no supo qué responder. ¿Los sentimientos de Silianna? ¿Por qué tendría que importarle? Dultas era un hombre libre que disfrutaba de las relaciones sin mañana, sin ataduras, y así sería hasta al menos mucho tiempo. ¿Entonces por qué al oír a Dorian sentía un súbito gozo? ¿No debería causarle indiferencia?
  —Adiós, primo. Espero que nos veamos pronto. Me iré mañana al alba. Esta será la última vez que nos veamos hasta mi regreso.
  Abrió la boca de nuevo para rechistar, pero el asunto estaba zanjado desde el inicio independientemente de lo que pudiera decir, consciente de que para Dorian había algo más importante que su vida en juego: su orgullo.
  A pesar de que era de noche, los rayos de luna le dejaban ver la determinación de Dorian reflejando sus tensos músculos y sus profundos ojos azules oscuros que le decían «esto es un asunto entre hermanos, no interfieras.» Desde siempre le había querido como un hermano. Sin embargo, habían aprendido a respetar las decisiones del otro. Hoy no sería el día en que rompiera aquél código de honor. De todas formas, por mucho que quisiera irse con Dorian, tenía asuntos importantes que atender, independientemente de Derek o del negocio de la tienda. 
  «Asuntos que ni siquiera tú aprobarías, Dorian. Por lo tanto, no puedo negarte este capricho de querer jugar a ser el héroe a pesar de que tu alma sea la de un poeta melancólico.»
  Abatido por el probable suicidio de su primo, aceptó su despedida con un asentimiento. Se acercó a él y le agarró con fuerza el antebrazo sin apartarle la mirada.
  Y aunque prometieron volverse a ver, ninguno de los dos estaba seguro de ello.






Mientras que Dorian aprecia y respeta a su primo, Dultas le adora. Estos dos siempre fueron muy cómplices y es algo que será difícil que cambie. Son de esas relaciones que han crecido fuertes y se mantienen como tal, salvo que ocurran catástrofes —¿seré tan despiadada en el futuro?—
  Cuando tengáis la novela entre vuestras manos sabréis qué tal le ha ido a Dorian, y lo que Dultas esconde tras de ese «asunto» del que nadie sabe nada... 

En todo caso, creo que esta parte del capítulo es la que realmente hace honor a su título, el amor de un hermano.

Espero sinceramente que hayáis disfrutado de los tres primeros capítulos de Ecos del pasado. He disfrutado mucho leyendo vuestras opiniones, ya sea por aquí o por otras fuentes, y escuchar vuestras preguntas y críticas constructivas. ¡Espero que siga así cuando podáis leer toda la novela!
  Aún así, esto no es una despedida, sino un guiño de ojo, jaja. Yo seguiré publicando cosillas, por supuesto el making of del capítulo 3, y demás datos que os podrán resultar interesantes.
  Y por supuesto, este fin de semana subiré el capítulo entero para quien lo prefiera leer de golpe y no a trozos :)

También deciros que a principios de junio realizaré mi primera presentación en Madrid. Ya os iré diciendo hora, lugar y día exacto, para el que le interese asistir ^^.

En todo caso, ¡espero veros por aquí en las próximas entradas!


¡Un abrazo desde Lon'thara!


martes, 3 de mayo de 2016

Por qué nos da miedo cumplir nuestros sueños


Hoy no vengo a hablar de libros, sino de personas y de sueños. 





De vidas frustradas por la creencia de que determinados deseos son utopías. Pero, ¿cómo estar seguro de ello si no lo intentamos? 

Cuando salgo a la calle o enciendo la TV, lo que veo son jóvenes cansados. Seamos más o menos ignorantes, más o menos desconfiados, más o menos optimistas, en el fondo, estamos desilusionados. 

Por la sociedad que nos oprime, por la familia que nos educa, por la cultura que nos rige. Cuando empezamos siendo niños, vivimos en base a los instintos únicamente. Y con los años, si bien el cuerpo sigue actuando igual, nuestra mente se forma y desfigura hasta adoptar la imagen que nos han inculcado. 


Cuando llegan los veinte, empezamos a darnos cuenta de que hemos tomado un camino que no nos motiva enormemente. Nos preguntamos por qué lo hemos elegido, y la única respuesta audible es «nos dijeron que era lo correcto». Pero, ¿qué es lo correcto? ¿Lo más fácil, lo más seguro? ¿Lo más justo, lo más obvio? 

Al final actuamos por presión de terceros, y sin saber muy bien cómo plantearnos la vida tan jóvenes, seguimos la corriente sin un fin determinado. Hasta que llega ese día en que empiezas a vislumbrar el camino y no te gusta tanto. 

Empiezas a imaginar qué habría pasado de hacer otras cosas. Y te preguntas si tomaste la decisión acertada: si lo que fue correcto lo era para ti o para otros ajenos. 


Entonces empezamos a quejarnos de todo y de nada, sin saber que es provocado por la frustración inconsciente del sueño que no se alcanzó. ¿Cómo remediarlo? ¿Cómo cumplir nuestro sueño?

Tener claro nuestro sueño ya a los 18, cuando tomas la decisión de si estudiar en la Universidad, qué carrera escoger o empezar a trabajar no es nada fácil. ¿Cómo saber qué hacer?

Para sentirnos mejor decimos que en la vida se hace lo que se puede, no lo que se quiere. Pero mientras tanto, hemos seguido un camino gris y banal, como el de todos los demás, solo porque era correcto.


Por ello y por muchas más cosas, os animo a todos a no pensar que lo que soñáis es imposible. A menudo parece más difícil cuando aún no lo has intentado. Yo tengo muchos sueños, y ahora estoy cumpliendo uno de ellos. Y aunque será duro, vale la pena. Porque es lo que te llena.

Lánzate hacia eso que piensas que es el abismo, y te darás cuenta de que tu único enemigo eres tú mismo. 

No os detengáis en el qué dirán, en las impresiones, en las experiencias de otros. Vive por ti, no por otros. Vive por tus sueños, no los suyos :)