Pocos son los hombres que saben la existencia de los orbes,
poderosas armas creadas por los dioses
terminantemente prohibidas para cualquier mortal.

Sin embargo, el aparente equilibrio pactado
entre las divinidades se ve amenazado cuando
vuelve a despertar el ser que fue más poderoso que los dioses.

En un mundo donde han regresado los
tribales rituales de sangre, los dioses se ahogan en su propia sed de poder y
los hombres se dejan engañar por sus propias mentiras,
la muerte resurge como única forma de salvación…

La última Era de los Elementales comienza
esta noche, en la que una joven amnésica despierta de un sueño olvidado para
adentrarse en otro repleto de horrores.

Maldecida por su codicia olvidada, el
lenguaje de la magia parece volverse en su contra.

Sólo los ecos de su pasado
conocen su sino; pero únicamente ella decidirá si lo alcanzará a través del
camino de la sabiduría y la fuerza… o de
la envidia y la demencia.


Ecos del pasado I: La danza del fuego

viernes, 29 de abril de 2016

El aullido del gélido viento


De vuelta al continente Plateado, pero esta vez para conocer a sus habitantes, y en especial a un personaje un tanto peculiar...


A estas alturas ya no hace falta decirlo, pero lo repito: es viernes, ergo toca nueva entrega.
  De vuelta a Ecos del pasado. La semana pasada contábamos un día más en la vida de Claire y compañía, dando palos de ciego en la búsqueda de sus recuerdos.
  Pero hoy cambiamos de registro y pasamos del continente Dorado al Plateado, donde los hombres del hielo y el acero pasan su día a día. Siendo el comienzo de una nueva intriga, en este capítulo apenas percibiremos la punta de otro iceberg... (porque como veis hay muchos jaja). 
  Aprovecho esta entrada para anunciar que esta es la penúltima actualización de mi historia (¿¡qué!? ¿Ya?) pues la semana que viene termina el capítulo 3: El amor de un hermano, y con ello las publicaciones por el blog de la novela (no os preocupéis, subiré otras cosillas ^^). 
  En un mes más o menos mi libro saldrá a la venta, por lo que los que quieran seguir leyendo tras el capítulo 3, podrán hacerlo adquiriendo la novela :)


Bueno, ¡me dejo de cháchara que querréis leer Ecos del pasado!


«La vida en el contiene Plateado es una constante lucha por la supervivencia. Por ello, la señora de las batallas, Duphina de la fortaleza, les formó para la lucha, la disciplina y la resistencia.»



 3. El amor de un hermano

(7º parte)



Fell el Herrero había estado todo el día fundiendo metal para la próxima entrega de la semana siguiente. Al no estar en tiempos de guerra la demanda había disminuido, pero aún vendía lo suficiente para mantener a su familia de seis hijos. Fell era un hombre entrado en los cuarenta, con una barba pelirroja que le protegía el cuello y el pecho del frío, un poco austero y serio, conocido por todos en su aldea como un hombre apasionado por la herrería. Desde la tierna infancia ya había comenzado a ponerse con ello tras heredar el taller de su padre. Pero algo que su padre no tuvo fue el don de la forja; malear y moldear cualquier metal a voluntad, decidir el grado de temperatura al que se debía encontrar para forjar cualquier arma, y oír la música a la que se acompasaba con el golpe de mazo sobre la nueva espada forjada. La magia podía resultar ser algo fascinante y maravilloso cuando se sabía darle uso, pues muchos habían fracasado a la hora de intentar controlar su propio poder, y apenas alcanzaban a hacer una cucharilla de metal. Fell era uno de los más apreciados y notables herreros no solo de la aldea, sino de toda la comunidad del sur de las tierras heladas. Desde la primera hora de la mañana hasta entrada la noche, se podían oír los golpes de su mazo contra el metal o el acero, mientras goteaba el sudor deslizándose por su curtida y blanca piel. Aun así, cuando notaba la fatiga sabía parar a descansar para después volver al trabajo, pues era una ardua profesión la suya.
  Justo cuando Amisis llegó bien entrada la noche, se encontró al herrero fumando su pipa en el sillón junto a la chimenea y un plato con espinas de pescado en la mesita de madera que había al lado de donde había dejado sus botas de piel.
  Fell no se sorprendió de la llegada de su viejo amigo que tenía como costumbre ir a visitarlo a menudo. Era un hombre serio y de pocas palabras de origen extranjero delatado por su piel negra proveniente del sureste del continente Dorado, aunque podría haberse hecho pasar perfectamente por un nómada del desierto. Era un hombre grande y corpulento, y aunque inspirara cierto temor y desconfianza a su alrededor a pesar de los años de convivencia, era un excelente cazador resultando ser de mucha utilidad.
   — ¡Hey, camarada! Me alegra verte, ¿cómo ha ido la caza de hoy?
  Al fijarse un poco más, Fell se percató de la tristeza que embargaba a su amigo, lo que era muy raro en su caso. 
   —A mí también me alegra verte, aunque me pese el corazón.
  — ¿Qué ha ocurrido? ¿Te ha vuelto a dejar tirado la moza de piernas largas? Ya te dije que no era bueno insistir con ella, que aquí las mujeres son herméticas, ¡no como las vuestras que con poco se contentan! Ay, viejo amigo, no digas que no te avisé.
   —No tiene nada que ver con ella lo que vengo a contarte, aunque ya que lo mencionas, te diré que breve fue mi interés por ella. No, Fell, no es eso que quiero decirte.
  —Entonces dime, ¿qué es? —inquirió Fell mientras se atusó la barba con cierta impaciencia. A veces Amisis se iba por las ramas.
   — ¿No lo has sentido? Nadie habla de otra cosa en toda la aldea. En mi caso ha sido como un eco débil, pero pronto sabrás de lo que hablo.
  — ¿Sentir qué? Por la lanza de Duphina, ¡tendrás que ser más claro!
  —Has dado en el clavo. Se trata de ella.
  — ¿Quién?
  —La Elemental Duphina. Ya no está. 
  — ¿Cómo que ya no está? ¿No está dónde? ¿En su torre dices? Ya sabes que no siempre está allí, los dioses van a donde quieran.
 —No, no está aquí. —Posó su mano oscura en su pecho, señalando el corazón—. Se ha ido de este mundo, lejos de aquí, lo he sentido. He sentido el vacío de su presencia.
  Además de cazador, Amisis era conocido por sus habilidades espirituales. Incluso algunos lo llamaban «el brujo negro del monte helado». El título se lo había ganado más que por sus dotes, por sus frases enigmáticas sin acabar que muchas veces no se entendían.
  —A ver, Amisis, vas a tener que ser más claro, ya es tarde y no estoy ahora para estas cosas —refunfuñó Fell.
  —Ya no la siento, no como a los otros Elementales. Siempre los he sentido a todos, aunque fuera una señal débil, pero los percibía. Ahora a ella… no sé cómo explicarlo, es algo nuevo, pero solo sé que ya no está. Ha desaparecido. Y con ella su don; tu don.
  — ¿Mi don? ¿Te refieres a mi magia de la rama de la forja?
  —Exactamente. 
 —Eso no es verdad, esta mañana he dado uso de ella y no ha habido problema
  —Esta mañana puede ser, pero ahora ya no. Inténtalo y ya verás.
  — ¡Esto es absurdo! Mira, Amisis, es muy tarde y es mejor que te vayas a dormir, y mañana hablamos con mayor claridad, ¿te parece? —Si bien no quería angustiarse, su cuerpo comenzaba a alarmarse—. Ahora me voy a ir yo también, mi mujer me ha preparado un maravilloso estofado. —En el fondo sabía que su amigo tenía razón, algo inquietante había en el aire.
  —No me creas, no me importa, aunque me decepciona tu incredulidad después de todos estos años.
   —Me estás diciendo que nuestra diosa se ha ido, ni siquiera creo que entiendas tú mismo el peso de tus palabras. Tú escúchate y luego me lo vuelves a contar. Ahora déjame, estoy cansado.
  —Muy bien, amigo, pero no digas que no te avisé. Te veré mañana, aunque no hará falta que te explique nada más pues ya lo habrás entendido.
  Amisis salió cerrando la puerta de madera, y dejó a Fell solo en su pequeño taller de herrero. Depositó la pipa sobre la mesilla de madera, y fue a la forja donde tenía algunos pedazos de acero aún sin acabar. Normalmente con un simple pensamiento lograba calentarlo a la temperatura deseada en apenas unos segundos para después trabajarlo, o modificarle el peso, la resistencia, la forma. 
  No pudo evitar sentirse algo nervioso junto con el hormigueo que le seguía, pero debía comprobarlo. Aunque se hubiera mofado y aparentado hacer oídos sordos a su amigo, tal y como él había dicho, a lo largo de los años había aprendido que había que hacerle caso. Cuando se concentró sobre el acero, pasó lo que temía: nada.
  Entonces él también lo sintió, esa sensación de que algo se había ido de su corazón y de su mente, algo que aunque estuviera en el subconsciente, siempre había estado, firme y fuerte. Había perdido su don, a su diosa y con ello la fe.
  Aquella noche el aullido del gélido viento acompañado por las primeras nevadas tras un corto verano se confundía con los llantos y sollozos de las gentes del continente Plateado, desgarrado por el aire frío más allá de las montañas y de los lagos helados. Aquella noche nadie durmió a causa del dolor que les abatía y les dejaba una profunda huella sobre sus almas desamparadas, perdidas sin su guía.




Ahora que la diosa de la forja ya no está, y por ende la magia de los hombres del norte, ¿qué les ocurrirá? 
  ¿Se aprovechará Drian de la situación que él mismo ha provocado?
  Estas preguntas tendrán respuesta (o no) en los próximos capítulos de Ecos del pasado! La próxima semana, toca reunión entre dos Vermonth...



¡Un abrazo desde Lon'thara!





martes, 26 de abril de 2016

Edición tradicional vs Auto publicación


¿Buscarse una editorial que te venda los libros, o auto publicarte por tu cuenta?


Autora de Ecos del pasado, escritora ante todo. 

He creado esta entrada con la idea de demostrar que si bien el mercado literario está saturado, lo está con los libros de siempre: si vamos a las librerías más importantes de grandes superficies, siempre se ven los mismos libros de superventas y los mismos autores. Nosotros decimos basta. Ampliamos nuestro mercado a internet donde hay muchas oportunidades, además de la posibilidad para los nuevos —pero no por ello menos merecedores por su buena calidad— de estar junto a los grandes autores de notoriedad. 
   Queremos recordar a los gigantes de la industria que no son los únicos que pueden aportar buenas historias —si bien muchos de los bestseller son de dudosa calidad literaria—, hartos de que el arte sea un mero negocio, limitando mucho la variedad de historias y de contenido.
   Esto es lo que me digo cada mañana, desde que me he convertido en una escritora novel, como muchos de los que me leéis. 


Al no encontrar una editorial que me aceptara, o bien que sí pero con una propuesta que no era viable para mi idea de "negocio", (mala distribución, pocas ventas, calidad baja...) tomé la decisión en su día de publicar a través de la editorial Círculo Rojo en mi caso, siendo auto publicación. 
  En ciertos aspectos es mejor, en otros peor. La siguiente tabla muestra en resumidas cuentas las mayores diferencias que se pueden dar entre la auto publicación, que ha sido mi elección como escritora novel sin conocimientos del mercado, de la mecánica del mundillo literario y sin apoyos del sector, y la edición tradicional.



Editorial tradicional
Auto edición con Círculo Rojo
Pago por servicios
No
Sí, según tirada
 


% Comisión para el autor
10%
100%*
Distribución
No
Marketing y publicidad
Sí, solo on-line**
Portada personalizada
No (salvo pago extra)
Gestión de las ventas
No, ni asesoramiento
Servicio de corrección
No
Fuente: elaboración propia


* El 100% del beneficio solo será cuando venda el autor directamente al cliente, ya sea por Paypal o cara a cara. Si vende a través de las plataformas de Amazon es 20%, la Fnac y Casa del Libro tienen porcentajes similares para la venta de ebook y las librerías suelen quedarse para ellas el 40%. En caso de contratar con distribuidora, se llevará el 60% de las ventas. 



**El marketing es exclusivamente online y se limitan a enviar el libro a un blog de reseñas, publicar el anuncio del libro en su perfil una vez y a poner el booktrailer en youtube sin más ruido.



Conclusiones


La auto publicación tiene la ventaja de que tú decides adónde va a parar tu libro pero tiene un gran dilema en cuanto a la distribución y declaración de impuestos. 
  Empecemos por lo primero: esto es lo que más se echa de menos de una buena editorial con canales de distribución, pues en la auto publicación hay que hacerlo por cuenta propia. La idea es ir con los libros a las librerías, firmar un contrato de venta y emitir facturas. Se tiene pues que saber vender bien tu producto, con labia y carisma, a la vez que amabilidad y profesionalidad. Y me refiero a librerías locales. En cuanto a las grandes superficies, hay una enorme barrera de entrada: las distribuidoras. Si quieres ver tu libro en sitios como la Fnac, Casa del Libro o Corte Inglés, tendrá que ser una distribuidora quien lo decida. 
  Círculo Rojo, ponen a disponibilidad de la distribuidora Azeta —que sólo vende en Andalucía— tu libro y si esta ve que puede serle rentable, le dará de alta para que las grandes superficies lo compren y lo pongan al a venta en sus puntos de venta. 
  La cuestión es conseguirlo, sabiendo que eres escritor novel, empezando a hacer contactos, sin un expediente literario ni experiencia. Muchos autores no consiguen sobrepasarlo puesto que para que la distribuidora te elija tienes que vender bien; pero, ¿cómo hacerlo si para vender bien tienes que estar en las grandes superficies, que son los lugares a los que solo accederás a través de las distribuidoras? Como se puede ver, el arte es un negocio ingrato.
  Pero no se debe desesperar, pues esto es sin tener en cuenta las ventas online. En este caso estás en los portales virtuales de la Fnac, Casa de Libro y además desde Amazon se podrá comprar tanto en ebook como en soporte papel —siendo impresiones que efectuará Amazon, por lo que son ventas a parte de los ejemplares que has solicitado, si bien por dichas ventas solo cobro un 20% de comisiones—. Será a través de estos portales que conseguirás seguramente mayores cifras, pues todo el mercado latinoamericano podrá acceder a tu novela desde dicho portal.



  El otro meollo es la declaración de las ventas. Siguiendo con mi experiencia, recientemente me llevé un gran disgusto que acabó por solventarse; llamé a un abogado para que me asesorara al respecto, y me dijo que tenía que darme de alta como autónoma. Y le pregunté: ¿pero cómo me va a rentar esto, puesto que si me hago autónoma tengo que pagar cuotas mensuales de 255€ a la SS, mientras que apenas cobraré por ventas dicha cuantía, si no menos? El abogado me dijo que Hacienda devuelve si hay cifras negativas al deducir, pero claro, se traduciría en ventas 0. Para cubrir dicha cuota debería vender al menos 17 libros —y que dichas ventas me reporten el 100% de beneficio, cosa que no se da si alguien me compra a través de los portales mencionados, Amazon o cualquier librería—, lo cual puede que sea posible, o no. En todo caso era un coste demasiado alto, tentándome peligrosamente el vender en negro.
  Sin embargo, y sin fiarme mucho del abogado —hice bien— me informé en la página de Javier Pellicer (mil gracias por todo) de  el cual daba con una alternativa mucho más adecuada: no darme de alta como autónoma, si no en el IAE (Impuesto de Actividades Económicas). 
  Como quería cerciorarme de tal posibilidad, llamé a Hacienda, la cual me confirmó que se podía. Es decir, que con el IAE no se pagan cuotas —salvo que ingrese más de 1 millón de euros al año, cosa que dudo que ocurra— y lo único que deberé hacer trimestralmente es declarar mis ventas de los libros en IRPF (15%) e IVA. Saber esto me alivió mucho pues incluso si hubiese optado por no declarar nada, habría tenido un gran problema pues las librerías para vender mis libros exigen factura, cosa que si no estoy en la legalidad no podría hacer.
  Como se puede ver, la distribución es algo que por cuenta propia no es nada fácil, además de la publicidad y notoriedad que es otra historia.

Por lo tanto, ¿qué hacer? En mi caso que tengo mis obras ahora auto publicadas, sé que tendré que currármelo, y mucho. Pero por otro lado tengo la ventaja de hacerlo como quiera, sin que editoriales me impongan sus criterios y condiciones —he oído que algunas te obligan a escribir lo que ellos digan para tener mayores ventas— y sin problemas de comisiones y demás —la editorial Círculo Rojo recibe el pago que le haces al principio y ya—. 

Así, esto es decisión de cada uno, según vea que puede conseguir vender bien por su cuenta, o no lo ve y prefiere arriesgarse con una editorial —que, seamos honestos, cuando se es novel no es nada fácil y si la encuentras no siempre es profesional, de calidad y buena—. 



Espero que os haya servido para tomar una decisión, porque cuando yo la tomé no tuve muchas opiniones al respecto de parte de otros del gremio, cosa que se agradece. Yo con mucha reflexión y tras tener claro qué me espera, estoy lista para el desafío y satisfecha con mi decisión. Lo cual no quiere decir que para próximas publicaciones me busque una editorial. Eso ya se decide. 


¡Un abrazo desde Lon'thara!


viernes, 22 de abril de 2016

En busca de respuestas


Seguimos con la entrañable Claire, quien se siente algo desubicada tras su pequeña aventura por las calles de Lon'thara


Es viernes, así que ya sabéis... 
Continúa Ecos del pasado. La semana pasada dejamos a una Claire algo perdida y con ganas de obtener respuestas (como seguramente mis lectores ^^). Muchos os preguntaréis quién es esa anciana... ¿tendrá alguna relación con ella?  


Venga, menos preguntar y más leer Ecos del pasado!


«Estaba segura de que pronto se conocería mejor a sí misma.»



 3. El amor de un hermano


(6º parte)


Pero también sabía que ya apenas había luz, y una joven perdida y sola en una callejuela totalmente aislada era una mala combinación. Volvió a dar media vuelta y ya la siguiente vez escogió la calle acertada. A la media hora logró llegar a la tienda de Dultas, quien la estaba esperando. 
  —Y bien, ¿te has dado una vuelta por el sitio? Veo que te has tomado tu tiempo. Estaba preocupado, no sabía dónde buscarte. —A pesar de la poca luz pudo percatarse de que Claire parecía haber estado enferma—. ¿Te ha ocurrido algo? No me digas que Odil… —La agarró por los hombros para sacudirla un poco pues le dio la impresión de que estaba algo atontada. Se imaginó lo peor—. ¡Por todos los dioses! ¡Te dije que no te acercaras a él! ¿No te dije que era un viejo depravado? ¡Juraría que te lo había dicho…! 
  —No… no tiene nada que ver con él. — Todavía le costaba tragar saliva, no se había recuperado del todo—. Me fui a dar una vuelta, me perdí y estuve todo el tiempo buscando el camino de vuelta. Eso es todo.
  — ¿Te perdiste? ¿No te cansas de perderte? ¿Por qué te fuiste por ahí sola sin mí? ¡Yo te habría llevado! —A Claire le extrañaba aquella reacción suya, no se esperaba que estuviera tan preocupado por ella. Le resultó agradable.
  —Dultas, gracias por preocuparte por mí, y lo siento, no pensé que fuera a perderme, de verdad. No volverá a ocurrir, te lo prometo. 
  Dultas soltó un largo suspiro.
  —Está bien, te creo. Al menos no te ha pasado nada, es lo que importa. ¡Ya me estaba planteando tener que buscar a otro ayudante! No sabes cuántas molestias supone eso.
  —Espera, ¿solo te importaba mi puesto de trabajo? ¿No yo?
  —Que no, mujer, era broma. Anda que eres muy crédula, con eso tienes que tener cuidado, a ver si te va a engañar alguien.
  —Ya… —Claire se hizo la ofendida pero en el fondo sabía que se había preocupado de verdad, se lo notó en la mirada.
  —Bueno… ya se hace tarde, así que vamos a casa, tengo tanta hambre que me comería un caballo entero. 
  Estuvieron todo el camino sin hablar ninguno, cada uno en sus pensamientos, hasta que Dultas empezó a hablar.
  —Gracias, por cierto. Por lo de hoy, ayudarme en la tienda. A veces me supone mucha carga y estoy reventado. Apenas lleguemos a casa tendré que irme de nuevo.
  — ¿Por qué? ¿A dónde vas? ¿Más trabajo?
  —No, no es por trabajo, es… sobre un asunto familiar. —Claire estuvo a punto de preguntarle si Derek también debía asistir a dicha reunión pero decidió dejar de hacer preguntas al respecto; algo le decía que no era su asunto—. ¿Sigues sin recordar nada?
  —Mis recuerdos… —Alzó la cabeza y miró la luna. Brillaba igual de hermosa que la noche anterior—. Ya he intentado buscar dentro de mí, pero nada resulta. —Decidió no contarle lo ocurrido en la callejuela, ni las voces que gritaban en su cabeza—. ¡Pero voy a buscar, eso dalo por hecho! Lo haré en mi tiempo libre.
  —No, Claire, no hará falta que lo hagas en tu tiempo libre. Mañana te doy todo el día. Y el siguiente. 
  — ¿En serio? —Claire tenía la boca abierta. A Dultas le hizo gracia, y le dio una palmadita en la cabeza.
  —Sí, pero no te emociones. Te daré menos días para trabajar, que sean… un día sí y dos no. ¿Te parece?
  — ¿Qué ya no trabaje hasta dentro de dos días? ¡Hecho!
  —Tampoco hace falta que te alegres tanto por no verme más.
  — ¡No! ¡Si me gusta verte! Bueno, no en el mismo sentido que tus amigas, bueno, no sé si son tus amigas, es decir… me gustas… ¡no, no me gustas! ¡No en el sentido que…! —Sintió el cuerpo de Dultas vibrar provocado por la risa, la cual tenía un sonido agradable. Era la primera vez que oía una así, o en todo caso que recordara. 
  — ¡No hace falta que me lo cuentes todo! Ya lo he entendido. —Dultas se pasó el dedo por el ojo para quitarse las lágrimas que le saltaban de la risa—. Eres… de verdad, una chica muy crédula. Me gustas. Y a mí en el sentido que crees. —Otra vez su sonrisa seductora. Claire entendió perfectamente lo que quería decir, pero no sabía cómo reaccionar. Todo iba muy rápido y el bermellón sobre sus mejillas no le ayudaba a buscar una respuesta ingeniosa—. ¡Ah! ¡Ya hemos llegado! Bien, bien, ¡a zampar! Espero que Derek haya traído las chuletas de cordero que le pedí. Ya verás, te van a encantar.
  Fue alegremente hacia el interior de la casa, desapareciendo al doblar la esquina de la entrada. Suspirando de alivio por no tener que afrontar la incómoda situación previa, Claire le siguió con pesadez pues se sentía muy cansada, había sido un día muy largo. Y mañana lo sería aún más. Ahora que sabía que tenía todo el día y el siguiente, iba a planearlo todo para ver en qué sitios buscar. Tal vez debería preguntarle a Dultas, aunque ahora que sabía que tal vez estuviera interesado en ella en más de un sentido le hacía sentir incómoda. El problema es que la otra alternativa no era mejor, pues hasta ahora Derek no había dado la impresión de ser muy hablador, y aún menos amigable. Pero debía intentarlo, solo sería preguntarle sitios importantes de la ciudad, o alguna persona que supiera sobre sucesos históricos, o cualquier otra cosa…
  La tripa le rugió con tanto ruido que se olvidó de todo para ir a comer el cordero. Con suerte Derek se habría sentido generoso y le habría reservado un plato para ella, esperándoles con los brazos abiertos y una cálida sonrisa, la chimenea encendida. Algo le decía que aquello era improbable, lo cual se confirmó al entrar y se congratuló con cierta amargura al saber que su instinto había supuesto bien; no había cordero preparado. En realidad, no había nada de cordero.
  — ¡Derek! ¡No me lo puedo creer!
  Dultas se dirigió al cuarto de Derek dando grandes zancadas. Aquello no presagiaba nada bueno.
  — ¡Una cosa! ¡Solo tenías que hacer una cosa!
  —Se me había olvidado por completo, lo siento.
  — ¿Y qué vamos a comer ahora?
  —Yo ya he comido. Hay gachas preparadas, creo que sobra algo. 
  — ¡Yo no quiero gachas, quiero mi cordero! —Dultas echaba humo por las orejas, no parecía muy contento.
  —Pues lo siento, mañana te lo compro, ¿vale? De nada sirve ponerse así.
  —Ya sé que no tengo que ponerme así, pero entiéndeme, Derek, esto empieza a cansarme. Sé que tu situación no es fácil, que a la familia le cuesta aceptarte, pero debes de aprender a adaptarte a las circunstancias, ¡madura!
  Claire no se atrevía a acercarse, no quería interrumpir aquella discusión. Al parecer Derek tenía problemas en el seno de su familia, y le costaba digerirlo. Igualmente aquello no era excusa para tal comportamiento. Ella no recordaba nada de su pasado, ni siquiera tenía familia donde ser aceptada. Y su actitud era ejemplar, o al menos eso era lo que ella pensaba. 
  — ¡Ya sé que…! Ya sé que mi actitud no es de las mejores y que debo cambiar, dame tiempo. Por favor, no me presiones.
  —Derek, no creo que te haya presionado ni un poco siquiera, he sido condescendiente contigo y te he permitido bastante, pero llega un punto en el que hasta yo me siento ofendido. ¡No me respetas en absoluto! 
  —Sí te respeto.
  —Pues demuéstralo. Mañana será tu última oportunidad para hacerlo, si no… tendrás que volver a casa de tu padre. 
  Claire se imaginó a Derek sentado en la cama sobre sus gruesas pieles y mirando a Dultas desde allí con sus penetrantes ojos argénteos.
  —Muy bien. Te mostraré que puedo esforzarme. Gracias, primo. —Dultas respiró hondo y soltó el aire muy despacio.
  —Pues empieza por venir a la cocina, poner la mesa, encender las velas y acompañarnos en la cena, aunque tú ya hayas comido. 
  — ¿Por qué no empleas a una criada? —Al parecer Dultas respondió con una mirada poco amable—. Hmpf. Vale, vale.
  Mientras los oía levantarse e ir hacia donde ella, Claire disimuló estar ocupada buscando las gachas o lo que fuera que hubiera de comestible allí. Los tres se pusieron juntos a preparar la comida en silencio, y se sentaron alrededor de la mesa. 
  Aunque fue algo extraña, la cena le resultó muy agradable, y la comida deliciosa aun siendo simples gachas. Incluso creyó ver a Derek escapársele una sonrisa de los labios. Tal vez no fuera tan mal chico. Al final se convenció de que lo mejor sería preguntarle a él al día siguiente lo que supiera sobre la ciudad. Estaba segura de que pronto lo conocería mejor. Y a sí misma.






Tras un momento de tensión, tocaba algo de diversión. Siempre me resulta relajante escribir sobre las disputas de los primos Vermonth ^^ 

Seguirá Ecos del pasado la próxima semana!



¡Un abrazo desde Lon'thara!




martes, 19 de abril de 2016

Curiosidades del capítulo 2: La furia de un dios


¡Buenos días a todos, lectores de Ecos del pasado!


Como ya hice una entrada sobre el making of del primer capítulo: Vacía, llegó la hora de hacer lo mismo con el segundo: la furia de un dios.



¿Preparados para conocer los desvaríos de la autora?


1. Cuando creé a Itgard Vermonth, su figura de cabeza de familia autoritario y ambicioso fue inspirada de Tywin Lannister de Juego de Tronos.


2. La escena de la mujer encerrada en la celda al inicio del capítulo fue creada en el momento, me vino la idea al escribirlo y fui desarrollándola a lo largo de la historia.


3. El nombre de Silianna fue inspirado del nombre Sylviane y "sirena", aunque no tenga nada que ver.


4. La primera vez que escribí la escena de los dioses Drian y Kuran, este último no le lanzaba ninguna bola de fuego, limitándose a irse molesto por la arrogancia del dios de los mares.

¡Qué violencia!


5. Curiosamente, mi idea de Miriadden era la de una chica muy simple y bastante atolondrada e inocente, sin darle mucho más peso, pero ha recibido buena acogida entre los lectores y ha gustado bastante.


6. Derek es actualmente el personaje más popular de la saga. Si existiera en la realidad, diría que no le importa en absoluto y que hay cosas más importantes en la vida :p


7. El nombre de Claire era una de las cosas que tenía clara desde mucho antes de comenzar a escribir la historia. Es más, de pequeña cuando me inventaba historias, la protagonista siempre se llamaba Claire de Rosée. 
  Mis tres historias destacables con dicho nombre son: una inspectora de policía en el siglo XXI, una espía que viaja al pasado en la época de Napoleón Bonaparte, y la que estáis leyendo :p


8. ¡El acento de Zufir me resulta pesado escribirlo! Tengo que pensar un montón en cómo lo escribo... menos mal, espero no meter a muchos personajes originarios de la ciudad,  aunque en el segundo libro hay alguno que aparece. En el primer libro son dos los hombres que tienen este acento de Zufir.


9. La tienda de Dultas es un poco como la del señor Gold de OUAT; ¡¡llena de cosas de las cuales nunca sospecharías su potencial!! Aunque lo más valioso lo guarda en la trastienda, lejos de los ojos indiscretos (pero entonces, ¿cómo vende esos artilugios?).




10. Hay algunas personas que llaman al mundo de mi saga: el mundo de Lon'thara xD ¡No os equivoquéis! Lon'thara es solo una de las múltiples ciudades y lugares de Ecos del pasado... aunque es cierto que no es hasta el capítulo 3 que empiezo a salir de la ciudad (quitando a la mujer de la celda en el inicio del capítulo 2, pero como tampoco especifico en ese momento dónde está, no lo tengo en cuenta por el momento, jeje).




¡Y con esto es todo! De nuevo algunas curiosidades de Ecos del pasado para compartir. ¿Os sabíais alguna? (¿Pero como iba a ser eso posible si son ideas que salen de tu alocada mente?) :)

¡Un saludo desde Lon'thara!


viernes, 15 de abril de 2016

Los ecos de su pasado


Volvemos con Claire, quien va desengranando poco a poco la verdad.


¡Ya llegó el viernes! Y de nuevo llega una nueva entrega de Ecos del pasado. Si en el anterior teníamos a dos dioses confrontados, aquí volvemos con nuestra querida amnésica, Claire
¿Descubrirá al fin su pasado? ¿O todavía le queda mucho camino? 


Os dejo disfrutar con la continuación de Ecos del pasado!


«Estas voces... las oigo perfectamente, pero no logro comprenderlas. Solo sé que me desgarran el alma.»




 3. El amor de un hermano


(5º parte)


El sol se estaba ocultando tras las colinas, tiñendo en tonos sonrojados el cielo. No había ni una sola nube sobre la ciudad de Lon’thara, aunque las temperaturas habían descendido respecto a la semana anterior. El otoño se había asentado ya terminando con aquellos días que no se despedían aún del calor del verano. Pronto comenzarían también las primeras lluvias.
  Claire había terminado su primer día de trabajo bastante satisfecha consigo misma al haber conseguido unos cuantos nuevos clientes para Dultas, además de recuperar bastantes de los que se habían ido a la tienda de Odil, quien no reaccionó muy bien que se diga. Claire aprendía muy rápido, y ya había visto que cuando les sonreía a las personas, sobre todo a los hombres, obtenía con mayor facilidad lo que quería. Había tenido un buen profesor. Al volver a la tienda había visto a Dultas muy entretenido rodeado de cuatro mujeres y había decidido dar una vuelta para conocer mejor la ciudad.
  Le parecía mentira que solo hubieran pasado unos días desde que se había despertado sola en el bosque desamparada bajo la lluvia. Aún no recordaba nada, ninguna imagen o sonido, gesto o rostro conocido de su vida anterior. Durante su tiempo libre al mediodía había probado a cerrar los ojos y concentrarse muy fuerte, pero nada vino. Tampoco sabía muy bien por dónde empezar. 
  Paseando por las calles paralelas a la tienda, miraba con curiosidad las casitas de piedra construidas una junto a la otra, formando filas simétricas dándole un aspecto ordenado a la ciudad. La gran mayoría de los balcones de las viviendas tenían flores de colores chillones, alegres y llamativos. La gente hablaba con el tono alzado e iba de un lado a otro, corriendo a última hora de la tarde para comprar comida para la cena, o bien sentada en los bancos cotilleando sobre las últimas noticias; también había niños correteando y jugando, gatos que saltaban por los tejados… era una parte de la ciudad que respiraba vida. 
  Claire siguió bajando la avenida hasta llegar a unas calles cada vez más estrechas, sinuosas y oscuras. Las paredes parecían desgastadas, algunas puertas tenían agujeros a causa de las termitas o de los años que pasaban sin ser mantenidas. Nadie andaba por allí, no se oía ni un suspiro. De vez en cuando se encontraba con algún mendigo pidiendo un mendrugo de pan, o mujeres ligeras de ropa que apestaban a alcohol, riéndose vulgarmente y atrayendo a todo hombre que pasara. Claire observó que no tenían nada que ver con las mujeres que corrían detrás de Dultas, tan delicadas y educadas, perfumadas y maquilladas, finas y esbeltas. En un rincón no muy lejano había numerosos barriles apiñados uno encima del otro con algo de vino todavía goteando en el suelo para delicia de un par de perros. Más adelante vio un carro abandonado en medio de una placita con las ratas campando a sus anchas.
  Claire prefirió alejarse y se dirigió a la calle perpendicular, la cual se dividía en otras dos aún más estrechas y empinadas, formando zigzagueantes senderos sin ningún orden. Al rato se dio cuenta de que se había perdido. 
  « ¿Otra vez perdida en medio de ningún sitio? Parece mentira que no lo haga aposta.» Dio la vuelta intentando rememorar sus pasos, lo que en un principio no pareció ser complicado, pero hubo un cruce en el que se equivocó de dirección. 
  La nueva calle que había tomado se parecía a todas las demás, pero a la vez tenía algo diferente que no sabía muy bien cómo describir. Se podía respirar en el aire un aroma a hierbas. De repente empezó a darle vueltas la cabeza y se sintió mareada. Apoyó una mano en la sucia pared y esperó a que se le pasara. Sin embargo, empeoró; las manos le temblaban, sentía las palpitaciones precipitadas de su corazón bombeándole la sangre, y le entraron náuseas. Tenía que salir de allí, algo no iba bien; aquella sensación era la misma que sufrió la primera noche en la entrada de la casa de Dultas. 
  Y entonces oyó las voces de nuevo, cercanas y lejanas a la vez. Intentó levantar la mirada para ver quién le hablaba, pero se sentía incapaz. La cacofonía de voces pasó a ser la de solo una. Al principio fue como un murmullo quedo, pero la voz fue subiendo de tono paulatinamente, hasta que empezó a gritarle. Se tapó los oídos, sentía que le iba a explotar la cabeza. 
  — ¡Por favor, que alguien lo pare! ¡Que alguien lo haga callar!
  Como si fuera la cosa más ardua del mundo, empezó a andar arrastrando los pies hacia la salida de la calle. Aunque desde fuera parecía que se movía a cámara lenta ella sentía que era la carrera de su vida, se sentía horriblemente mal. Si el dolor no cesaba se desmayaría. Todo su cuerpo temblaba alerta en pleno estado de emergencia, apoyándose desesperadamente en la pared para no caer. Daba grandes bocanadas de aire para respirar y cada vez le costaba más mantenerse en pie. La voz seguía gritando, sin decir nada en concreto, solo profería sonidos de forma incoherente. Pero tampoco necesitaba entender las palabras, pues intuía su significado. Era un grito desgarrador, desolador. Claire ya no sabía si era tal vez ella quien gritaba de aquel modo. 
  Cuando pensó que ya no podría más, misteriosamente todo cesó: la voz, el dolor y la sensación de mareo; se habían esfumado. Necesitó varios minutos para reponerse del todo. Mientras tenía todo el cuerpo apoyado en la pared, su rostro blanco como el papel y las manos temblorosas, vio pasar a una mujer anciana mirándola con detenimiento. De repente tuvo la certeza de que la conocía, de que la había visto en alguna parte. 
  —Perdone, ¿usted me…?
  Antes de que pudiera terminar, la anciana se adentró en una de las callejuelas. 
  — ¡Espere! ¡Necesito hablar con usted!
  No sabía por qué pero sentía que debía seguirla, pero como apenas podía correr enseguida perdió su rastro. No sabía bien por qué, pero presentía que aquel dolor y las voces en la cabeza seguramente estarían relacionados con la extraña mujer. Tenía que encontrarla.






¿Quién es esa anciana? ¿Realmente tendrá alguna relación con Claire? Y las voces, ¿significarán algo? 

No te pierdas la continuación dEcos del pasado la próxima semana!




¡Un abrazo desde Lon'thara!

martes, 12 de abril de 2016

Para todo escritor novel

COMO ESCRIBIR UN LIBRO:

CONSEJOS  PARA TODOS LOS ESCRITORES NOVELES (Y NO TAN NOVELES)


Buenos días a todos mis lectores de Ecos del pasado, y para los que no me conocen aún, lo mismo digo :)
  Hoy no vengo a hablar de qué escribo (suficiente por ahora xD) sino de cómo. Como no he ido a cursos de escritura y demás, todavía hay reglas de escritura que no tengo claras al 100%, pero en todo caso quiero compartir con todos vosotros esas pocas cosas que SÍ SÉ. 
  Me refiero a consejos y tips para escribir un libro, ya sea corto o largo, de cualquier género, pero que todos mantienen una estructura similar y con las mismas reglas. Aquí va la primera parte:


La foto glamourosa para que entréis a curiosear en esta entrada


La realidad, y punto.



¡Espero que os sirvan!



LA RAYA

Cuando empecé a escribir con todo el cariño del mundo, y que llegaba el dialogo, ponía guiones o comas, y no tenía muy claro cómo iba todo esto... ¡ERROR! 


Regla 1: no emplees el guión (-), sino la raya (—). Para que te salga debes hacer: presionar ALT y sin soltarlo haces 0151 con los números que se encuentran a la derecha de tu teclado. 

-Hola, Claire, ¿te apetece dar una vuelta? - le preguntó Dultas - Así hablamos un rato. MAL
—Hola, Claire, ¿te apetece dar una vuelta? —le preguntó Dultas—. Así hablamos un rato. BIEN


Regla 2: la primera raya se pega al diálogo (salvo que haya signos de puntuación como ¿ o ¡, entonces hay una separación):

—Mira qué bien. BIEN
— Mira qué bien. MAL

— ¡Mira qué bien! BIEN
—¡Mira qué bien! MAL


Regla 3: las rayas que separan el diálogo de la narración van pegadas a las narraciones que pones dentro de las conversaciones:

— ¡No! —se exclamó. BIEN
— ¡No!— se exclamó MAL
— ¡No!—se exclamó MAL

Como veis, lo que el personaje dice va separado de la raya, mientras que "se exclamó" se pega a la raya. 
    Lo mismo tanto antes como después de dicha narración:

— ¡No! —se exclamó con horror—. ¡No quiero ir! BIEN
— ¡No! —se exclamó con horror.— ¡No quiero ir! MAL
— ¡No! —se exclamó con horror—.¡No quiero ir! MAL
— ¡No! —se exclamó con horror —.¡No quiero ir! MAL

Como podéis ver, la segunda raya va también pegada al texto intermedio, y se cierra con un punto que siempre va pegada tras la raya. 

  EXCEPCIÓN: Ahora bien, se pone punto cuando hay una frase antes de la narración y después otra en el diálogo (como en el ejemplo). Quiero decir, que si en medio de una frase ponéis la narración, entonces no se pone punto, sino coma:

—Entonces —declaró Derek—, me voy. BIEN
—Entonces —declaró Derek—. me voy. MAL

Otra cosa MEGA IMPORTANTE: normalmente, cuando ponemos ¿? o ¡!, la siguiente palabra va con mayúsculas (actúan como si fueran un punto). Bien, pero en el caso de un diálogo, si lo que va entremedias es una descripción de "el hecho en sí de hablar" como digo yo (no sé si esto tiene un término específico), como por ejemplo "dijo", "contestó", "se exclamó", "preguntó"... ¿veis a qué me refiero?
  Bueno, pues si ponéis esto, NUNCA VA EN MAYÚSCULAS. Es decir: 

—¡Pero qué dices! —gritó molesta. BIEN
—¡Pero qué dices! —Gritó molesta. MAL

Por supuesto, jamás pongas un punto cuando vas a poner luego eso de "dijo" o "afirmó".

—No me hables —le susurró. BIEN
—No me hables. —Le susurró. MAL

Cuando, por el contrario, la  narración que va entremedias en el diálogo es otra cosa, siempre va con mayúsculas salvo la excepción antes mencionada.



LAS COMILLAS

Bueno, ¡esta es otra historia que trae locos a más de uno! Muchos, al no saber cómo se ponen esas comillas tan chulas que parecen flechas: <<>> (esto, a lo cutre), deciden aguantarse y ponen las comillas de toda la vida: "".
  A ver, no está mal, pero la RAE (esa Academia tan... especial) recomienda que para la lengua española no se empleen las comillas inglesas, es decir "", sino más bien las latinas, es decir «».
  ¡Hala! ¿Y cómo se hace? (Vale, a lo mejor ya lo sabíais todos, pero me hace ilusión explicarlo).
  Al igual que con la raya, aquí se hace: 

presionar ALT y sin soltarlo haces 0171, y te sale las de inicio, «.
presionar ALT y sin soltarlo haces 0187 y sale ».

Como véis, nada intuitivo, pero así las tenéis si os parece más elegante a la hora de escribir...
  También están las comillas simples ' ', pero estas son más bien para enmarcar el significado de palabras o expresiones, como:

No es que sea mi 'amigo' precisamente, pero le tengo cariño.

Y si algunos tienen duda de si poner cursiva en vez de estas comillas simples, la mayoría opinan que la cursiva se utiliza para expresiones que pueden resultar nuevas para el lector, mientras que las comillas se emplean para ese 'doble sentido' que queremos darle a la expresión o palabra. 
  Aunque yo personalmente (no sé si es un error) a la hora de hacer eso de 'entre comillas' pongo las latinas: «». Para el que haya leído lo que publico aquí de mi novela, sabe de qué hablo :)



EL PUNTO Y APARTE

Una última cosilla, es lo referente a cómo reflejar el punto y aparte. Es decir: normalmente cuando ponemos un punto y aparte, el párrafo siguiente lo ponemos dos renglones más abajo (con un espacio entre párrafos). Pues si vais a escribir una novela, NO LO HAGÁIS ASÍ. 
  La regla es hacer como hago yo por aquí xD es decir, tabulación (Leïla, explícate mejor porque aquí nadie se entera). Voy a ilustraros con un ejemplo:

Bla, bla bla (...), y se fue a dormir. (punto y aparte)

Al día siguiente, bla, bla, bla (...). MAL

Como veis, aquí hemos hecho una separación entre párrafos. Pues lo correcto sería:



Bla, bla bla (...), y se fue a dormir. (punto y aparte)
  Al día siguiente, bla, bla, bla (...). BIEN


He introducido el párrafo siguiente más adentro, no a la misma altura que el párrafo anterior. En mi caso cuando escribo en el word, pongo de tabulación 0,5 mm porque sino me parece una burrada la separación que hay desde la sangría 0 a la estándar, que es de 1,25 mm.
  ¿Cómo se hace eso? Pues en Word pincháis en "Párrafo" en la pestaña de arriba,  y os sale un cuadro. 


¿Os gusta el puntero de mi ratón? ^^


Si os fijáis, abajo a la izquierda viene el botón "Tabulación". Pincháis ahí y os vienen los cm a la derecha, predeterminado a 1,25. Ponéis el que queráis y listos.






Bueno, ¡eso es todo por ahora! En un futuro no muy lejano haré más publicaciones como estas, para solventar posibles dudas sobre cómo escribir o emplear determinados signos de puntuación, gramática, etc. 


¡Un saludo desde Lon'thara!